EL CHICHE,DE CAÑITAS,

La imagen es de una de las tarjetas de "presentación" que mis padres mandaron a imprimir cuando nací.


Estamos sobre una nave espacial (el planeta Tierra) que gira a 1660 kms por hora, en sentido oeste- este
El sentido contrario a las agujas del reloj. ¿El tiempo vá en esa dirección? Oeste-este...
Mi corazón está en mi oeste.
El sur está tan despoblado…

EL CHICHE ,DE CAÑITAS

jueves, 21 de enero de 2010

Mi oficio.

Al principio, el cine era para mí ante todo el lugar donde más tiempo me pasaba con los ojos cerrados.

Las salas de mi barrio (había tres) eran el mejor lugar para besarse con una muchacha.

Preferentemente en el "gallinero" como se le decía al confín del superpulman, lo más cerca posible de la cabina de proyección.

La película era lo de menos.

Y además "la película" solían ser 3 o cuatro "westerns" o "bélicas" , exhibidas en continuado.

Muchos heroes morían cada tarde ante la indiferencia de mis ojos que, cerrados, miraban hacia otra parte, construyendo con mi chica,beso a beso, una película distinta.

Sin duda era el adelanto de una constante ideológica que años después se verificaría en mis películas: el amor vence a la muerte.

Con el tiempo,esa costumbre se fue modificando.

A los 16 años,dificilmente alguna novia mía habría sobrevivido si, para darme un beso durante la proyección, hubiera intentado apartar mis ojos de Anna Karina,o de Jean Moreau .

Esa fue mi primera "ruptura" con el barrio.

Yo me fuí para las salas de "cine arte",en el centro de la ciudad, y muchos amigos siguieron en aquellas superpulman practicando sus caricias en medio del fragor de las explosiones.

A mis nuevas novias,más que distraerse con boberías románticas, les importaría tomar un café luego de la proyección para hablar de Wajda o de Goddard.

Estábamos creciendo.

Había que aprender a amar con los ojos abiertos.

Despues de todo, el cine es el unico sueño que se tiene con los ojos abiertos.

Una sala de cine es el único lugar en el que,a oscuras,vemos más.

Si yo fuera arquitecto me hubiera especializado en la consrtuccion de cines.

No ya por mi amor a las películas,sino porque no me parece que pudiera haber misión más poética de la arquitectura ,que la construcción de espacios donde la gente vá a soñar.

Una vez que fuí cineasta profesional,mis sensaciónes en la oscuridad de la sala de cine se fueron modificando.

Ahora confieso que cada vez que se apaga la luz de la sala,yo siento una especie de acuciante pregunta que me hermana con todos los cineastas

del mundo : ¿Y ahora qué te cuento?

Aunque la película no sea mía.

Y tambien me parece oir el silencioso coro de las respuestas de la gente esperando en sus butacas:

"Cuéntame algo que me dé miedo."

"Cuéntame algo para que no tenga miedo."

"Cuéntame algo que me haga reir.Lo necesito"

"Cuéntame algo para soportar la realidad."

"Cuéntame que antes de morirme viviré un gran amor!"

"Cuéntame que la vida no es solo ir a la oficina todos los días"...

Cuentame,cuentame...

Una sala de cine es el único ámbito donde los adultos confiesan la supervivencia de la infantil necesidad de ser arrullados por un cuento.

Se imaginan al gerente de un banco tomándome una mano diciendo ¿me cuentas un cuento?

¿A un general de brigada suplicándome: cuéntame un cuento que me da miedo la noche..."?

¿A un ministro de economía tratando de disimular su pudor al pedirme:

"Cuentame un cuento donde lo que mas me importe sea el amor..."

¿Se imaginan que algo así pudiera ocurrir en la vida real?

Por supuesto que no.

Sin embargo eso ocurre en las salas de cine, que son las "sedes diplomáticas" universales, a las que los seres humanos acuden a pedir un salvoconducto para sus sueños.

Haciendo uso del anonimato de la oscuridad,el gerente de banco,el general de brigada,el ministro de economía,obstetras y abogados,culpables e inocentes,víctimas y asesinos,todos por igual hacen el mismo pedido formulado de distintas maneras,de acuerdo a su rol social:

"Sacame de aquí",que para eso te pago.

"Dejame soñar un ratito con esa maravillosa posibilidad que la vida no me dá: ser otro.

En suma: "Cuéntame un cuento."

Despues de todo las cosas no han cambiado tanto desde aquellas matines amorosas de mi adolescencia.

Mi oficio sigue siendo el mismo:

Entretener en la oscuridad .

Buenos Aires, 2000.

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